lunes, 30 de agosto de 2010

L'estrela roja.

Puc comprendre que tal volta no fos el teu paisatge perfecte, també puc assimilar que no volies escoltar el rumor de les oles que trencaven al apropar-se a les pedres que ens rodejaven. Però, amb tot, el refleix de les llums nocturnes d'un petroler que estava situat a l'horitzó, just trencant la barretja de mar i cel i la llum incandescent de la lluna fa que somnie cada nit amb els teus ulls, acurrucats i mirant-me radiants mentre que ens mullavem la roba per la humitat de les pedres de la vora.

El teu somriure em va fer viure una necessitat innata, una voluntat d'escoltar la teva veu més a sovint, una necessitat que fa que la teva companyia siga imprescindible per a un futur paisatge en el que tu i jo siguem part de la nit, siguem, per fi, un eco tènue continuat.

Continue somniant si et mire… No vull que sigues un mirall perdut. Vullc vore'm cada nit en les teves pupiles i celebrar-ho junts amb llitres de cervessa freda.

Vull millorar al teu costat. Vore't com mous el teu serreny quan et rius, com traus la llengüa si et fan una foto o tornar a sentir el salnitre als teus llavis.


Autor: Ricardo S.T.

domingo, 15 de agosto de 2010

Plaza.

Ponte en situación: Estrellas que se esconden tras las nubes que rompen la noche…
Una plaza empedrada y melodías etílicas correteando por las caderas de los espectadores.

Diez mil pensamientos cruzaban mi cabeza esperando a que se encendiera la chispa que desatara la noche.

Fiesta, guirnaldas de verano y brindis por la amistad y por el amor y sus fracasos.

Y entonces te veo entre la multitud. El aire no corre, la música se para. No hay grillos cantando ni nadie a mi lado. Solo está tu pelo, ondulado y suelto balanceándose, y tus ojos cansados, tus labios mojados.

Flotas cuando bailas, y lo haces en diapositivas mientras la música corre entre tus caderas y el alcohol fluye por tus venas.

Sombras y vaho a tu alrededor, miradas al cielo y suspiro al suelo, cuatro de la mañana.

Reacciono y la música golpea mis oídos, pestañeo y no puedo dejar de seguirte con la mirada. Me acerco a ti. Algo en mi pecho se tensa.

-¿Cómo estás?- Sonrisa.
Escucho el rumor de la gente mientras te beso en la mejilla. Adoro tu perfume. Te tengo otra vez cerca después de perderte a miles de kilómetros lejos de este continente.
-Nos vemos luego- Te digo.
-“Adiós”-respondes.

Te quiero… Me lo callo.

Y de tanto tensarse, lo del pecho se rompió.

09:30 de la mañana, el sol golpea en mi ventana mientras pienso en paisajes pasados, ritmos futuros, y tú a mi lado y muriendo de sueño.



Autor: Ricardo S.T.

lunes, 2 de agosto de 2010

Agosto para ti.

Sensación de presagios otra vez bajo nubes nocturnas. La consolidación de la soledad con tu recuerdo que provoca llanto y dolor.

Bajo la madrugada, el dolor se enrosca en mi garganta porque no puedo encontrar la parte afín que me completa, la parte que me haga conseguir poder olvidarte.

No puedo descansar, ni recostarme sobre la almohada, ni siquiera intentar seguir con la mirada a un grupo de gorriones que rompe el cielo naranja sin que tú me nubles, porque estás constantemente en mi cabeza.

Quiero poder conseguir que no me sufra el corazón cada vez que coincido contigo por la calle. Es entonces cuando pienso si cambiar de acera o saludarte, tentar a la suerte esperando respuesta. Ponerme enfrente tuyo mientras mil nervios sacuden mi espalda.
Preguntarte con boca cobarde cómo estás y soñar con un abrazo con el que poder resignarme y volver a rozar tu pelo. Quizás mojarte la camiseta con unas cuantas lágrimas y decirte que cualquier día de estos, de sol y Agosto, sería bueno tomarnos algo en cualquier garito. Tal vez estrechar pupilas y hacerte saber que quise ser eterno junto a ti.

Pero hay silencio y distancia si nos cruzamos. No hay ángeles que sacudan el cielo ni sueños terrenales que hagan que la ciudad se pare, que las aves dejen de volar y la calle se calle y deje de gritar… El mundo no se estremece ni se gira a mirar que estamos solos tú y yo, y nada más.

El viento tampoco se para. El aire no deja de correr. Seguiré esperando entre las veredas de mi persiana que la noche ambiente mi habitación. Seguiré escribiendo tendido y deshecho sobre la cama, esperando que el destino se despierte y te haga leer mis letras… Y te quedes pensando, quizás con la mirada perdida si al verme seguirás de frente o te detendrás a ver cómo afectan las estaciones a nuestro árbol, otra vez.

Quizás los días sigan siendo grises e iguales, llenos de calor que sobra y hojas verdes.
Quizás con el frío y las chaquetas llegue un temporal donde necesitemos algo de calor, ese que tanto echaremos de menos… Ese que tanto nos sobra ahora.

Y la Luna y las estrellas ya no dicen nada porque tú no estás a mi lado.


Autor: Ricardo S.T.