Miro el reloj y veo que son casi las doce de la noche y agito la cabeza en señal de desaprobación al verte abrazada a matices que no son los míos. Miro recuerdos y empiezo a recordarlos más profundamente, siento tus colores y tus ojos y labios sonriendo en mi cara, veo como pasan las luces al revés desde mi ventana y sigo recordando situaciones.
Sigo sentando y viendo resúmenes de mi vida en forma de fotografías, instantes de memoria y recordatorios de sentimientos y emociones.
Me reincorporo a la silla y veo mis dedos intentando destripar mi corazón a base de letras y movimientos… Es demasiado difícil conocer las palabras necesarias para describirte a ti, a mí, a tus momentos, a los míos… A nuestros momentos… A vuestros momentos.
Sigo mirando a los rincones de mi habitación intentando leer mis pupilas, sigo sin pestañear y mi cabeza está hundida en los recuerdos y emociones que nos hicimos para la eternidad… Me duelen los sentimientos y hago “así” con los hombros mientras me cruje la espalda. Levanto la cabeza y cierro los ojos, suspiro y no puedo sacarte de mi cabeza.
Han pasado los días, muchos, también meses… Incluso cuento alrededor de un año y sigo viéndote a mi lado, sonriendo y diciendo lo que piensas, sigo sintiendo ese aroma que desprendías mientras te acercabas y me cogías de la cintura. Sigo sintiendo esa emoción que tuve por verte, por verte y buscar entre los dos cualquier rincón sin luz donde los besos sonaran en el eco y te pedía que te agarraras de mi mano y no me soltaras en ningún futuro.
Quiero que deslices tu pelo entre mis dedos, que pongas mi piel en tu corazón y tu corazón en el mío, me gustaría volver a aquella escena, rodeados de chaquetas y luces, calles y altura. Me encantaría poder decirte otra vez como me siento si estás cerca. Me gustaría decirte que quiero quererte y revivir de nuevo el cuento que me he estado contando cada noche desde que te alejaste de mi cuerpo.
Veo el reloj y es de madrugada, es hora de irme, soñaré contigo, soñaré conmigo y quizás me despierte y todo esto sea un sueño y abra los ojos y estés tú, esperándome sonriendo y haciéndome señas para que me acerque para abrazarme fuerte, tanto que me entren escalofríos de alegría como el que estoy sintiendo ahora mismo.
Autor: Ricardo S.T.