viernes, 20 de enero de 2012

Varillas.

¿Qué les ocurre a las varillas del reloj?

Dramáticas, se balancean secas de tiempo, teñidas de negro cuarteado, movilizando el ambiente y rasgando el eterno deseo de saberme a tu lado.

Agazapadas en silencio, se cubren de brea y sollozos con cuerpo de un humo que baila con cada suspiro que acorralo en mi habitación provocados por imaginarme viéndote tendida sobre mi colchón.

Quiebro mis pulmones mientras se consume la pavesa encendida, sabiendo que las líneas de niebla y humo se retuercen esperando al sol, y besan mis ojos e intentan sucumbirme ensordeciéndome las pupilas bajo otra fría y afilada madrugada soñando con tus manos y con tu silueta detallada.

Suspiro esparciendo líneas de prosa relatada, cayendo débil y acurrucado, y pidiéndole a esta madrugada despertarme a tu lado. ¿Qué le pasa al reloj, que no corre? ¿Por qué no tiemblan sus varillas adelantando tu abrazo?

Brilla la calle, muerde la noche mientras la luna arde y las líneas de mi carbónico respiran fulgentes y liberadas, tratando de describir corazones, los mejores, gritando besos y situaciones de un enero que viaja en tren.


¿Qué le pasa al reloj, que funciona muerto sin salvarme y sin decirme cuando estaré cerca de tu cuerpo?

Autor: Ricardo S.T.