domingo, 28 de diciembre de 2008

Perdiste la partida creyendo en la victória.

Lo cierto es que hoy, ahora, seguiría queriendo tenerte cerca… Quizás murmurarte al oído aquellas cosas que se que te gustan, cumplir esas travesuras que planeamos juntos en algún lugar de la tarde, quizás hacer las maletas para irnos a esa prometida isla desierta.

Ahora, en mi cama, hay restos de esas palabras que daban la espalda, de esta tarde donde nuestros papeles cambiaron y se confundieron bajo un desagradable manto de sensaciones, de amargas sensaciones… la ciudad quizás ya no se vuelva a quedar quieta mientras tu me miras…

Miraba el reloj con miedo, se acercaban las 19:30 y yo temblaba… en esos momentos recordaba lo que podía haber sido de haber pasado diferentes acciones por parte de ambos…
Demasiadas cosas con las que pensar, en todas aparecías, con demasiadas cosas tenías que ver…

Llegaste sonrisa en mano dispuesta a hacerme quedar con el más capullo desalmado… eso sí, al menos me dabas la razón de todo lo ocurrido.

Pasamos frio, tomamos café y nos tiramos de nuestras pieles, cansadas y deseando otros paisajes y otros tiempos.

Tirante y tenso, jamás quisiera volver a esa situación… Actué contra mi salud, actué contra mi pensamiento, actué contra aquello, contra mi yo y mi súper yo… Actué contra mis más profundos deseos… deseos de mirarte a los ojos y plantarte un beso como los de días anteriores, hacerte enloquecer y desear romper un cabezal de cama.

Tú simplemente te dedicaste a juguetear y coquetear con la ironía y el sarcasmo, haciendo así difícil una grata conexión que yo me encargué desde un primer momento de que ni fuera grata ni fuera conexión poniendo las cosas como estaban pensadas.

Fuera tomaduras de pelo que yo me imaginé, no más juegos, no por hoy, no hoy… Hoy, día difícil de duras palabras con pasados y latentes amores que sin más, se niegan a conceder una tregua.

Como base un papel, el azul presente y un cóctel de melancolía y melodía hicieron el resto.

Sentada sobre una silla de mimbre, fumando un pitillo y haciendo esperar a un cortado descafeinado, leíste mis letras sin casi pausas, sin reacciones, sin sonrisas ni lágrimas que emprenderían diferentes reacciones.
Te quedaste donde no quería… inmóvil al borde del camino… Y yo me tomaba mi “capuccino”.

Te da igual que yo haya vuelto a perder, dándolo todo aposté a una casilla, esa casilla se movió en el último segundo… pillándola de la mano de no muy pasados tiempos.

Estuviste en sitios donde te soñé, te soñaré donde estuviste, te soñaré.

Llega la noche y cortes de confección nocturnos salen a la calle en busca de diversión mitificada… Y te vi de aquella manera que tengo de verte… Allí estabas, a unos cuantos quilómetros de nuestra cafetería de costumbre, en un parking falto de neuronas e increíblemente escaso de brillo… Por mucho que deslumbraras, no brillabas.

Nos vimos, nos saludamos, dos besos, roces, tu pelo, distancia mínima, cambio de sentido, tus facciones, tu pelo, roces. Beso.

Ni una palabra más… hasta que no se si en motivo de aflicción o cordura me ofreciste de tu bebida, una bebida “forrada” con una fiel bolsa de plástico… me ofreciste sin mirar, te la acepté sin contemplar, te la devolví sin hablar…

Vestías con tu embellecedora chaqueta negra y una fina camiseta que no daba lugar a la imaginación… no hacía falta usarla; Bonita, al fin y al cabo.

Eras la explosión de mi devoción, un icono ilustrado de mi atracción… y no habían palabras para decirte nada.

Tus ojos me debilitan la memoria … Invéntate el final de cada historia, la mía, la tuya, la suya, la vuestra, la nuestra.

Elegiste, desechaste.
Sufrí, caí… Escribí. Te fuiste sin despedir, hasta la próxima, amiga. Te vi con los brazos abiertos, no para mi, amiga.

Deseo que sobre esos tacones, pantalones negros y ondas de cabellos extremadamente sensuales quepa un sentimiento mínimo de interés por el que, según dijiste, era el chico que más querías en este mundo… Unos sentimientos que espero que te recuerden a aquel chico de la pulsera de cuero en la izquierda… De aquél que te imaginabas en “un portal del centro” o quizás rompiendo cabezales…

Espero que te acuerdes de que me querías.

Y yo… Lo sé, no soy la víctima más víctima de este hecho de 3 ó 4, pero sí una variante afectada, sí una imprecisión del destino, un resto de amor.

Y ahora… sueño, cierro letra, cierro etapa. Mañana yo solo, pero tú acompañada.

Mañana planearé mi futuro, incierto, en declive, pocos pilares me aguantan ya… y tú quizás repitas esa frase de dicho film que tanto te gusta: “con patatas que te cagas”… Me gustaba más cuando me decías: “Te quiero”.

No tengo más regalos para hacerte, no más de los materiales, no tengo esas cosas “más bonitas de tu vida” que decidieron 3 destinos.

Solo me tengo a mi para regalarme… era tuyo, bueno… Hay ticket, se puede devolver, alguien lo querrá aunque a un precio más bajo.

No me atrevo a decir todas las noches que perdí. Pronto nos miraremos y diremos que discutíamos a veces, a veces sonreíamos, y sin embargo nos amábamos… Mirarte a los ojos y tal vez recordarte que antes de rendirnos fuimos eternos.


Autor: Ricardo S.T.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Es el progreso, que no está. Nunca existirá.

Ilusionado por nuevos días, gritos de emociones se perdieron… las emociones estaban ahí escondiditas…

Por fin llegó el momento, maldito momento…
Te vi otra vez, ya ves, conseguiste ponerme del revés… todo parecía igual, la rutina del sitio y los preliminares, hasta que la noticia que debería ser grata… Se convirtió en un golpe más hacia mi… Otro mas… Destino, deja de jugar conmigo.

Pocas veces estaba tan seguro de algo, jamás había dado tanto por mantener la situación… No me atrevo a decir todas las noches que perdí…
Eres jodida, me lo dijiste… Todo está de cara, la circunstancias estaban de cara y hasta en momentos y situaciones extremas había funcionado.

Esta vez no te escondiste por las ramas, fuiste directa en cuanto empezamos a hablar, todo giró sobre ese local, oscuro local… cielos! He estado esperándote todos los días y esta noche descubrí que ya no me querías.

La encendida punta de tu cigarro hacía ver tus decisiones, y mientras yo pensaba que no serás esa cuna que me proteja de la luna, y mientras yo… más solo que la una.
He de bajar a la realidad, demasiada película por un tiempo, demasiado bonito, demasiado bello.

No se cómo amaneceré, no se si amaneceré, ¿vuelta a empezar? Cielo, no puedo olvidar.
Te di mi destino, te lo puse en tus manos y a tu parecer… Tenías la oportunidad literal de abrir la puerta e irte, cerrando así algún que otro sentimiento, o empezar algo realmente bello.

En las narices, y ya van dos golpes tuyos.

O me lo das o me lo quitas… Y hoy me iré de madrugada, todo pasará por mi cabeza yendo por el mundo disfrutando de mi dicha, mientras pienso una vez más que me moriré si tú no estás.

Hacía demasiado que no sonreía, ella me cogía los labios estirándolos, acariciándolos, besándolos… Y ahora nada da coba, ni el humo del fuego… Me costará resolver la papeleta.

Y sin embargo ámame.


Autor: Ricardo S.T.