miércoles, 27 de marzo de 2013

Pálpito de miel.



  Por la mirada que huye, por la que espanta y ruge a los amores tristes que cantan.

Parpadea y mancha de mar mi azotea, única culpable y cómplice de la respuesta, a la vez que panacea, de asomarme al vértice de la ventana por culpa de la ausencia de tu cara reflejada tras el cristal. 

  Loco vértigo que jura ante la peana, que nadie manda en la historia ni de mí ni de ti, ni de tu boca sobre mí.
Loco, loco temblor, maldita soberbia, lúgubre amor que deshace en sórdidas verdades nuestros secretos y rincones.

  Muere y tiembla, atiza fuerte las pestañas, miente y rasga, rasga, que duele con sal y siente, siente el balanceo de un mal mar hacinado que quema, quema y araña, enrosca… Que de esta tela se hila la batalla.

  Y echa a latir, acaricia la neutralidad entre la razón y el pestañeo cómplice de tu pálpito de miel.
Miente con naturalidad, que mis párpados cuentan ya hasta cien.


Autor: Ricardo S.T.