lunes, 27 de junio de 2011

Femme Fatale.

La madrugada añil lo había dejado claro… Tenía que ser esa noche, tenía que ser ella, la marcha triunfal hacia la reconquista de su vibrante azul.

Los farolillos adornados iluminaban con luz tenue aquel garito donde las claras con limón se consumían y el paquete de cigarrillos iba disminuyendo y desesperándose entre favilas compartidas.

Presumía bien cada poro de su piel, la rubia deslumbraba y la situación era precisa, genial, estampada en un manto estructurado en el que los sentimientos, pasionales y ya recordados, se fundían en un claro rostro de personalidad, ambición y tétricas palabras medidas que, al uso, servían para hacer de aquel momento un ambiente de estrategia y aspiraciones, ilusiones y encantos que mostrar para volver a intentar amar a la rubia, esa que no paraba de azulear.

Hecho al fin, y con el leve tacto de sus labios, él, el chico, feliz, volvió a su casa con gran espera y dilación, desesperación y poca precaución deseando volverla a ver, estar con ella una vez más, a su lado, regalarle otra vez sus suspiros y besos, hacer callar a la luna, que ya empezaba a gritar, diciéndole que él volvía a ganar, que podía ser más fuerte que cualquier mala jugada del satélite con luz astral, mostrándole de qué manera conseguía cicatrizar su herida azul.

Tras un fin de semana sin muchas noticias de su deseo añil, la alargada sombra de la Milana volvió a cautivar su nuca, intentó retorcerle de nuevo la columna vertebral, aterrorizándole y estremeciéndole con pensamientos en diapositivas que mostraban sus deseos truncados al saber que la rubia tenía su luna particular y que ésta viajaba y hacía vibrar otros corazones con situaciones imprevistas y matices que no podía olvidar.

Le desgarraba la garganta la presión continua de bombardeos a su nostalgia. Le acuchillaban tormentos de noches con azahares pasados que le eran ajenos y se sentía inútil en la tarea de intentarla convencer, una vez más, para que ella le volviera a azulear.

… Y la pavesa manchaba sus pulmones con ritmos cardiacos, volvía a arañar el cristal de su ventana y deseaba, con fuerza y gracia, que su mirada triste y turbia se difuminara con la de la rubia…

… Pronto, porque siempre hay huecos por los que escaparse, deslizarse y escuchar el fiero canto desconsolado de la soledad hecha locura… Aquella locura que nos hizo bailar sobre las dunas de mi sábana; porque no hemos cambiado tanto, porque sigo cansado y hacinando letras en tus pupilas, temblando, esta vez en el calor de Junio, esperando nuestro turno.


Autor: Ricardo S.T.

lunes, 20 de junio de 2011

Segunda novela de Ricardo Semper Trilles

Hola amigos lectores. La razón por la cual llevo un tiempo sin escribir en nuestro garito es porque estoy preparando la segunda novela, que puede ser publicada a finales de este verano 2011.

El título y el tema, o una breve sinopsis no puedo facilitárosla todavía, ya que al no estar todo completo y concreto no puedo comprometerme a materializar un principio de idea fija.

Por ello, os pido que sigáis fieles a estas letras, pues en breve publicaré otro relato, avanzándoos algo de la próxima novela.

Sin más, me despido agradeciendo a todos vuestro compromiso, que me ayuda cada día a seguir con esta ilusión.


GRACIAS
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Ricardo S.T.