miércoles, 15 de octubre de 2008

Pero nuestra veleta ni se inmutó...

Debió ser una tarde típicamente preciosa, de esas grises noches… lloviendo.

Él no tenía paraguas, no tenía donde cubrirse…


Agobiado por las imperfecciones, un temblor húmedo y frío recorrió su cuerpo, haciéndolo vibrar, haciéndole sentir el incómodo silencio provocado por la maniática soledad.


Cruzó la calle a través de los luminosos y amarillos faros de los coches.


Con su pié calzado con una gris y deshilada zapatilla de la que no se sabia cual fue su color original, subió el mojado y por lo tanto resbaladizo bordillo y llegó a su destino… se situó bajo un portal de una finca que tenía “tejadito”… un portal conocido por una suerte mejor que le acompañó en el pasado… un portal donde por un día le esperó su otra parte de vida…


Bajo la placa que decía “Nº 3” se recostó, se acurrucó cuidadosamente con sus rodillas entre sus brazos e intentó alejarse del extraño mundo, de ese jodido mundo que le rodeaba… temblaba… y heladas puntas de frío le hacieron estremecerse.


Hasta que apareció ella, agarrada del aire… otra vez.

Para él, ese rostro que veía iluminó el portal… esos ojos sin duda eran los suyos, más cargados de nostalgia, quizás más oscuros… pero era ella, ella… tan preciosa como entonces, quizás más.

Seguía teniendo esas líneas, esa forma de sus ojos… esa belleza personificada.

Él tenía que decirle algo antes de que cruzara el portal… y moriría si no la volvía a ver.


Se levantó decidido y se acercó a ella:
-“Cómo estás? Cuánto tiempo! ¿Te acuerdas de mi?”

Y ella… esa chica con la que soñaba, le contestó, un tanto asustada pero sonriente: -“Perdone, pero creo que se ha equivocado…” y pensó en seguir andando pero él la miró… tal como lo hacía antaño.

Le llamó por su apodo… por su aclarador apodo: -“Disculpe, señorita… usted es una mujer que conocí hace ya algún tiempo… tú eres mi chica...”

Y se encontraron… se miraron… y volvían a estar bajo ese portal… bajo esa “manta” que les daba cobijo… se volvieron a encontrar, volvieron a brillar.




"Autor": Ricardo S.T.