lunes, 22 de agosto de 2011

Extracto de la segunda novela de Ricardo Semper Trilles

Sus trifulcas con sus sentimientos pasados se vieron colapsadas al recordar el final de sus historias con aquella rubia. Su canto y guitarreo póstumo a aquella relación le dejaba lagunas sentimentales que se situaban cerca de la pérdida de la cordura y no le gustaba tener que revolver entre sus emociones viscerales y volverlo a pasar francamente mal por alguien que sometió su más sincero cariño hasta la madrugada en la que nuestro amigo se dio cuenta de que nuestra amiga no volvería a aparecer ni en las noches de invierno ni en las mañanas de primavera.

Se daba cuenta de que de esos roces con la rubia y las guerras en su cuerpo eran de hacía ya mucho tiempo… -“Cómo pasa el tiempo”- repetía cada vez que intentaba hacer memoria para recordar su rostro. Sentía vértigo cada vez que volvía a preguntarse qué estará haciendo ahora esa chica que le cautivó muchas noches, varias tardes y alguna mañana en la que ella se dejaba raptar y huía de la clase y de los estudios.

Nuestro hombre, entre suspiros, sabía que otros habrán llegado a la vida de la rubia, que la escapada que ella prometió la habrá realizado con otro hombre. Quizás ella habrá conocido a otro chico con mirada oscura y negra y éste le habrá puesto nombre a todos sus hijos, o un adonis particular la habrá cubierto de dinero y de fiestas en terrazas veraniegas, llegando con un BMW, o Mercedes y regalándole noches de ginebra y apariencias. O tal vez ella siga buscando su estrella polar en los regazos de los muchachos descarriados… O, a lo mejor, ella seguirá sentada en su ventana viendo el tiempo pasar mientras fuma cigarrillos bajos en nicotina para intentar terminar con esa adicción que nuestro amigo le creó al enseñarle a fumar y, mientras se consumen esos cigarros, tal vez ella desea que ese humo llegue hasta nuestro chico y se fuerce el destino para que se vuelvan a ver…

El caso es que él estaba cansado y desfallecido cada vez que amanecía otro día, gris y triste, en el que recordaba a su inspiradora. Sin saber ni cómo ni por qué se asesinaba visitando algunas calles en las que los dos juntos pasaron mientras se enamoraban, quizás ella volvería a estar tan bonita y redicha en algún rincón de la ciudad.


Autor: Ricardo S.T.


(Este extracto pertenece a mi segunda novela, todavía por publicar. El título es todavía un enigma, tanto para mí, como para los seguidores que quieren leerme).


Gracias a tod@s por todo el apoyo incondicional que me dais.

2 comentarios:

una xunga mu xunga! dijo...

para cuando otro cachito de letraas juntaas?? :) siempre miro a ver si hay algo nuevo,pero nada eh,muy maal! jajaja un besiiitoo bohemioo!

Anónimo dijo...

HOLA ESCRITOR,Y ESTE PARO QUE PASA CONTIGO,NO DEBES DEJARLO PUES ERES MARAVILLOSO MUYYYYYYYYYY INTELIGENTE OSEA UN SEÑOR Y A DEMAS GUAPISIMO CHICO SIGUE ADELANTE TU LO VALES MUCHOS ANIMOS Y BESOS .