martes, 4 de enero de 2011

Deseo azulado.

Y como te dije… Ponte en situación. Madrugada de enero. Tintes fríos se vierten sobre la ventana. Ojos entrecerrados, húmedos entre las pestañas que intentan robarme hasta la mañana siguiente. Febril humo que recorre verticalmente cada centímetro de mi habitación.

Devolviendo quehaceres a un sentimiento lleno de interrogantes azules en tus ojos, signos de exclamación oscuros en los míos. Formas redondeadas, felinas, atrapando visualmente un deseo.

Un deseo que me recuerda a situaciones frías, a recuerdos grises como el de aquel verano que nevó en mi habitación. Un deseo azul que hará que desee que te quedes conmigo mientras haces que cada página de mis libros sobrevuele y se tumbe sobre su tapa, dura y compleja con ribetes negros y dorados que embellezcan su torso.

Un deseo azul que remueva todos los folios del cajón, descuelgue las fotos colgadas de la pared y haga temblar la ropa tendida en el balcón.

Aquella sensación azulada hará de la calle un arañazo en mi cristal, un tiempo estancado en el que echarán a volar todas las palomas, se removerán todas las hojas a tu paso, se levantarán cenizas y humo de los cigarros fumados pensando en ti y cubrirán todos los paisajes, los veranos, los diciembres y los febreros, quemando con la ceniza el sol del ocaso y descubriendo que mi silueta sigue en tu suelo.

Necesito tus matices arrojándome por el acantilado de cada página azul que tintas con tu carbónico, necesito creer en ti, en lo que encontré aquella noche en la que música y conceptos de multitudes me echaron una mano y me hicieron tropezar contigo, con aquella musa azul, de celeste luz y roces de letras en sus manos. Hicieron que recordara que quedaban suspiros por los que enredarse con la multitud para verte entre la feroz marea de gente, pese a los empujones, pese a las miradas, pese a que tu azul me haga temblar.

Ésta podría ser la carta de un hombre que echa de menos amar mientras se cansa de maldecir los días en los que me dices que todo va a irme bien, odiar los segundos lamentándome porque sé que no me importa aquel que haga estremecer tus caderas ya que sé que eres mi texto, mi música, mi alcohol y mi melancolía. Mi recuerdo inerte y sobrio sobre el que despeinaría oro, sobre el que buscaría adivinar mi voz con tu voz en mi habitación.


Autor: Ricardo S.T.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que aunque el año empiece de forma triste en tus letras,poder leer este año algo que te haga sentir feliz y unico,que te sean devueltas todas las palabras de amor que parecieron derrochadas y que desaparezcan los escritos de desamor que te acompañan entre ese azul que te inspiran tan negros textos,que tantas noches te dejan en vela,apagar ese cigarrillo que no te sento bien fumar...que seas tan feliz como te mereces,que sean sinceros los besos que vayan a darte a partir ya de este año,ya te toca,eh?Besos nene ,feliz año

Anónimo dijo...

Espero saber pronto de ti, son las 3:45 y sigo esperándote... creo que no vas a aparecer nunca. Solo quería saber como estabas. Gin.