sábado, 5 de septiembre de 2009

Aros.

Y ahora, mientras las penas las va absorbiendo mi cafetera y veo como toda la noche y todos sus paisajes se quedan ahí fuera, justo detrás de mi ventana, pienso en tus aros, pienso en tus plateados y brillantes aros. Pendientes grises metalizados que crean una espiral de recuerdos.

Veo tus aros y veo tu imagen, veo tus labios y veo la mía.
Aros… me estremecí después de mucho tiempo sin verlos. Estabas sentada, apartándote el pelo detrás de la oreja esperando a que una brisa te refrescara.

Las puntas de tus cabellos rozaron tus aros, infinitos bucles de emociones que muestran tus matices…

Sueño con tus aros, sueño con tu complemento perfecto, te sueño.

Cuando cae la tarde busco verte, como cada día desde hace dos primaveras. Yo salía de casa, arreglado y puntual. Buscaba un entretenimiento y una excusa para besarte si te veía y seguir la estela de mi cometa fugaz.
Te veía y pensaba en ti, en tus aros, en tus labios, en tu pelo, en tu arena, en tu reflejo, en ti y en mí.

De eso no te quedaste ningún recuerdo, quizás una leve herida que condiciona tu carácter.
Mantengo la esperanza de que tu cariño quede guardado en algún lado, quizás cerca de ti, quizás en tus aros.

Y entre los aros de tus pendientes me perdí, me volví gris metalizado al son de besos y noticias tuyas y ya no hubo cartas de amor, no hubo día de viaje al mar, no me devolverán mis veranos perdidos y espero verte pronto salir de tu casa desde mi balcón, desde nuestras nubes y que conserves, aunque dure poco su significado, tus aros… Esos que me envolvieron en cierto momento nocturno.


Autor: Ricardo S.T.



PD: Va dedicado a ti, y espero que lo sepas... Pero también va dedicado a todos aquellos que se aburren diciendo tonterías que hacen menospreciar el trabajo y la ilusión que puedo poner a mis letras.

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