La mirada saldrá bien, tus recuerdos volverán a hechizar mis
pupilas que, rígidas, temblarán fastuosas esperando el milagro de tu voz
reflejada en mi vida.
Se hace ardua y sórdida la ausencia. El sudor del mundo se
tambalea en junio. Se oscurece el sol y el sombrío congela mi habitación,
todavía llena de tu perfume y manchada de mis cenizas. La presión desgarradora
de mi garganta grita tu nombre, a su vez, millones de pesares inundan los
párpados que, solemnes, deshacen el tiempo.
Sin previo aviso viene el bochorno tras la hoguera, la
humedad tras el cristal después de una madrugada de tormenta, de relámpagos
azules y blancos y una lluvia que no cesa, porque todo empieza y acaba en
nosotros, tintes de eternidad y abrazos.
Nuestra soga aflojará. Nuestra mirada saldrá bien, sea al
caer de aguaceros veraniegos, al temblar de las hojas o al escalofrío nevado.
Todo volverá a tu lado.
Autor: Ricardo S.T.
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